El brasileño fue uno de los cinco expulsados del encuentro y acusó a Álvaro González de llamarle “mono”
El clásico del fútbol francés entre el PSG y el Olympique de Marsella fue tenso durante 90 minutos y una batalla campal en el tiempo añadido. Cinco expulsiones e infinitas polémicas, cada cual más antideportiva, fue el balance de un partido que ya forma parte de la historia negra del fútbol galo. Neymar, Ángel Di María y Álvaro González fueron algunos de los protagonistas negativos en un duelo que, por cierto, significó la primera victoria marsellesa en el Parque de los Príncipes en los últimos diez años (0-1).
Faltaba menos de un minuto de los seis de añadido para que el árbitro del encuentro, Jérôme Brisard, hiciera sonar el pitido final cuando una dura falta de Dario Benedetto sobre Leandro Paredes hizo saltar la chispa. El argentino de los parisinos se levantó del suelo y sin el balón en juego empujó a González desatando una tangana multitudinaria.
Prácticamente todos los jugadores se concentraron en el centro del campo, donde cada uno protagonizó su particular pelea. Paredes siguió encendido y dio un cabezazo a González mientras que Layvin Kurzawa y Jordan Amavi intercambiaron patadas y puñetazos. Eran tantos los focos de la vergüenza que el colegiado tuvo que analizar la situación desde el VAR para tomar decisiones.
Tras varias repeticiones, Brisard también detectó la actuación sibilina de Neymar. El brasileño, lejos de la visión del árbitro, le dio un golpe en la nuca a González, que también recibió un empujón de Kurzawa. Una vez consultada la tecnología, Kurzawa, Neymar y Amavi recibieron la roja directa mientras que los detonantes de la situación, Paredes y Benedetto, vieron la segunda amarilla.